En tres años pasó de 97 mil a 537 mil hectáreas, es decir, 84 por ciento más
En los últimos tres años, las peticiones para concesiones de explotación del litio pasaron de 97 mil hectáreas a 537 mil hectáreas, lo cual representa 84 por ciento más.
A partir de la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República, se frenaron las concesiones mineras, incluidas las que tienen que ver con las peticiones para explotar el litio.
Según un reporte elaborado por GeoComunes, REMA, MiningWatch Canadá, están en trámite 537 mil concesiones. Actualmente son 10 empresas las que tienen 36 proyectos con concesiones para explotar litio.
“En su mayoría son proyectos mineros sin actividad (no han empezado su fase de exploración) y que están controlados principalmente por pequeñas empresas canadienses al borde de la quiebra, quienes dependen mucho del proceso de especulación para generar recursos en la bolsa de valores de Toronto”, indica el reporte denominado “La nueva disputa comercial dinamizada por el falso mercado verde”.
Incluso existen sólo tres empresas realmente activas con capacidad para avanzar en sus proyectos hacia la extracción: Organimax, Bacanora Lithium y One World Lithium.
Desde la administración del presidente Felipe Calderón se dio pie a un proyecto para explotar litio en Bacadehuachi, Sonora, donde se tiene el yacimiento de litio más grande del país.
La minera Bacanora (Canadá y China) tiene el mayor proyecto para explotar litio para baterías en el país, ya que se prevé extraer al menos 500 mil toneladas en los próximos 24 años, algo que podría aumentar gradualmente, dependiendo de la inversión que se le haga a la mina a cielo abierto “La Ventana”.
Sin embargo, de acuerdo con un documento en poder de El Heraldo de México, esa concesión representa también un daño ambiental que la empresa debe resarcir a lo largo de los años.
De acuerdo con el documento de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) el proyecto La Ventana ocasionará sobre el entorno en el que se desarrolle o se ubique una perturbación, su magnitud deberá ser minimizada con base a este estudio de impacto ambiental que con motivo de la ejecución de las actividades asociadas al proyecto serán llevadas a cabo por técnicos y profesionales especializados para las diferentes etapas.
“La atmósfera y sus componentes se verán afectados de forma negativa principalmente en la calidad del aire, del ruido y los olores”, precisa el documento.
Fuente: El Heraldo