Cinco integrantes de una familia, entre ellos un menor de siete años, fueron las víctimas de la masacre en el balneario La Palma, en Cortazar, Guanajuato.
A una semana de los hechos, su familia relató quiénes eran Lidia y Francisco, los describieron como un matrimonio unido, eran padres de un niño y una niña, la menor quedó huérfana tras el ataque.
La niña de ocho años sobrevivió y relató a sus familiares cercanos que vio cómo sus padres y hermano fueron asesinados.
Esto, en palabras de un tío de la menor, quien pide justicia por lo sucedido el pasado 15 de abril.
“El pequeño, estaba estudiando, iba a cumplir 8 años, era un niño sano, inquieto, simpático, la hermanita, tú platicas con ella y, yo cuando la vi, la abracé y me dijo, le digo: qué onda, cómo estás mi niña, porque me habían dicho que no sabía nada, bien dijo, estábamos en unas albercas, pero llegaron unos rateros y le dieron unos balazos a mi mamá, a mi hermano, a mi papá y a mis dos tíos, hay mi reina y tú cómo estás, bien, la niña obviamente no tiene conocimiento, no entiende nada ahorita”.
En el ataque también murieron Hugo Daniel y Héctor Antonio, hermanos de Lidia y a quienes recuerdan como hombres trabajadores.
“No mataron a ningunos delincuentes, se acabó una familia completa y no está bien lo que está pasando, ni en México, ni en Guanajuato, ni en ningún estado, no se vale”, denunciaron familiares de 5 de las 7 víctimas de la masacre del balneario La Palma, en Cortazar, Guanajuato.
Este hecho, además de dolor, dejó mucho temor.
“Aquí en Guanajuato, no puedes, ves estatales y te da miedo si te paran, ves municipales y no quieres ni que te volteen a ver, ¿Por qué? Por lo que todo mundo sabemos y nadie quiere decirlo, por miedo a represalias o a cualquier cosa, sabemos que trabajan para la delincuencia de aquí, sabemos que son los que reportan, son los que llevan y traen, pero no pasa nada”, señalaron los entrevistados.
El pasado martes 18 de abril, familiares y amigos, vestidos de negro y cargando globos blancos, caminaron por las calles de Cortazar, acompañando los féretros de las víctimas, con música de banda.
Los ataúdes de las víctimas fueron llevados al Templo de la Virgen de Guadalupe, donde se ofició una misa de cuerpo presente.
El Templo y sus alrededores, estuvo lleno de personas que conocían a la familia y no podían creer lo que había pasado.
Durante la celebración eucarística, los féretros fueron colocados al frente del Templo y recibieron, cada uno, la bendición del sacerdote.
Al terminar la misa, comenzaron a salir las personas del templo, los féretros, fueron subidos nuevamente a las carrozas y algunos familiares, soltaron palomas en honor a Francisco, Hugo Daniel, Lidia Teresa, Héctor Antonio y el menor de siete años.
Aun con los globos en la mano, caminaron por las calles del municipio para llegar al panteón, donde fueron sepultados.
Varias personas llevaban en las manos los retratos de cada una de las víctimas. Y con música de banda, acompañaron hasta el cementerio, sus cuerpos.
Hasta la fecha, la Fiscalía General del Estado de Guanajuato (FGEG) no ha dado más información sobre el caso, por lo que la familia de las víctimas exigen que se investigue bien y se dé con los responsables.
Además, pidieron al gobernador de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, no criminalizar a sus familiares.