Guanajuato: 5 rincones increíbles en la ciudad

Llena de historia y de leyendas de amor, pero también de fantasmas; con callejones que suben y bajan, un laberinto de túneles, coloridas casas coloniales y minas colmadas de anécdotas.

Para ir calentando motores rumbo al Festival Internacional Cervantino, ¿qué tal te caería descubrir 5 lugares secretos de esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad? ¡Vamos allá!

5 recomendaciones de la ciudad de Guanajuato que deberías conocer

Pueblo minero de Mellado

Aunque la ciudad en sí es de antigua tradición minera, al noreste está un pequeño poblado que es muy poco visitado, pero que esconde un par de estructuras y vistas espectaculares por estar entre la Sierra de Santa Rosa y la propia ciudad.

Fiel a las construcciones de Guanajuato, aquí están las empedradas ruinas del Exconvento de La Merced que, con su construcción en la ladera del cerro, parece una fortaleza. En su explanada, conocida como Mirador de Rayas, además de encontrar antiguas maquinarias para la mina, también disfrutarás de una panorámica única de Guanajuato.

A espaldas del mirador y sobre un cerro más alto está el Templo de La Merced, del siglo XVII. Como dato curioso, en este sitio fue donde, se cuenta, vivió y trabajó Juan José de los Reyes Martínez Amaro, mejor conocido como El Pípila, personaje que, según la Historia, fue clave para la Independencia de México.

Presa San Renovato

Hermanita de la Presa de la Olla, pero unos metros más arriba está la Presa de San Renovato, construida en 1852 con el fin de mejorar el servicio de agua potable citadino.

Renovada durante el porfiriato, se pintó de rojo y se le colocaron azulejos (elaborados por el artista Manuel Leal) en cada arco que sostiene la construcción, por lo que hoy en día es un sitio de inmenso atractivo. ¿O acaso tú conoces presas decoradas con azulejos?

En su jardín se levantan dos grandes esculturas: un caimán y una serpiente. Dice la leyenda que ambas representan a dos hombres que fueron maldecidos por pelear todo el tiempo, al parecer por una tontería:  ver quién de los dos llenaba sus cántaros de agua más rápido. Un día ambos cayeron al río a razón de esa riña para morir ahogados.

Mina Guadalupe

Hoy luce abandonada, pero es precisamente eso lo que le da un toque único, además de sus imponentes arcos y muros de 30 metros de altura que abrazan el tiro de la mina.

Descubierta en 1548, llegó a ser la mayor proveedora de plata en el mundo. Era la más grande de Guanajuato y en ella trabajaban 10,000 mineros.

Es el lugar perfecto para que te cases, pues se renta como salón de eventos y, te juramos, no te arrepentirás de las postales que sacarán en ese gran día. ¡Fotos de museo! Para más información, contáctalos al número (473) 731 2182.

Puente El Campanero y Cuesta del Tecolote

A un par de calles del Museo Iconográfico del Quijote hay un ‘dos en uno’ bastante estrecho, pequeño, pero encantador y lleno de historia. Algo así como un símil perfecto de la ciudad entera.

La Cuesta del Tecolote, que termina donde empieza el puente, debe su fama al cura Miguel Hidalgo y Costilla, la máxima figura de la Independencia, quien descendió por esa calle el 28 de septiembre de 1810 junto al ejército que lo acompañaba para tomar Guanajuato.

El pequeño Puente El Campanero (debido a que una persona tocaba la campana para avisar que iba a pasar un transporte), es singular ya que no pretendía cruzar un río, sino una calle.

Se construyó en 1844 porque la calle se rebajó para facilitar el cruce de transportes; en 1878 se rebajaron dos metros más, así que las puertas de las casas de cada lado quedaron muy por encima del suelo y, para conectarse, el puente se edificó.

Hoy en día puedes gozar de un rico desayuno, comida o postres en Santo Café, que despliega un par de mesitas sobre el puente para que disfrutes la vista y la comida. Para más info, checa su Instagram en @santocafe o su página santocafegto.com

Cueva de San Ignacio de Loyola

A los pies del cerro de la Bufa o, más bien, en el interior de este, hay una cueva con una capilla que mando colocar, en 1609, el cura Diego Gómez. La capilla fue dedicada a San Ignacio de Loyola.

Así fue que, en 1624, San Ignacio se convirtió en santo patrono de la ciudad. Para conmemorar su retiro a una cueva de Manresa, en España, cada 31 de julio se celebra la Fiesta de la Cueva en su honor.

La mejor temporada para visitarla es en esta festividad, pues comienzan los días con picnics desde antes de llegar al lugar; hay procesiones y caminatas hasta culminar en aquella capilla donde se oficia una misa.

Si bien puede ser un destino apegado a la religión, también es un destino llamativo para aquellos que les gusta la aventura y el ejercicio. Puedes subir, visitar el peculiar santuario e, incluso, acampar en la periferia y seguir con tu travesía hacia el cerro de la Bufa, otro sitio imperdible de Guanajuato.

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